domingo, 8 de agosto de 2021

Noticias barrileteras

 Continúan los encuentros del Club de lectura “Cae la noche litoral”

¡Seguimos andando en rondas de lecturas! En lo que va del año hemos leído La asesina de Lady Di, de Alejandro López, y Las malas, de Camila Sosa Villada. Ambos son libros asombrosos que nos dejaron sin aliento.


En el Club de lectura “Cae la noche litoral” la protagonista principal es la lectura en ronda y en voz alta, que nos reúne en la presencialidad y la virtualidad. A partir de ella apostamos por otras formas de vincularnos en este mundo raro. Es como un camino de hormigas que de a poquito va trazando surcos en nuestros caminos lectores; un haz de caminos que conecta textos y personas. Por eso tenemos la convicción de que la lectura compartida deja marcas muy profundas en quienes asisten al taller semana a semana. Estas son las palabras que este mes nos regala cuenta Luisa Bertucci, una de las participantes del club, para contarnos su experiencia:

Desde hace dos años, espero con mucho interés y expectativa nuestros encuentros de los jueves a las 16 en el Club de lectura de la Biblioteca Esos otros mundos de Barriletes que, con solvencia, con sencillez y en un ambiente afectuoso, conduce Lautaro Maidana. En este momento lo hacemos de forma virtual debido a la pandemia.
En estas reuniones intercambiamos opiniones respecto a lo leído personas de generaciones muy dispares; la mayoría, muy jóvenes, hasta algunos de avanzada edad, como yo a mis 82 años. Esta situación, poco frecuente, reúne miradas tan disímiles como enriquecedoras al momento de reflexionar sobre las obras de diversos autores, que nuestro coordinador, con profesionalidad y todo acierto, elige. Me siento afortunada por poder beneficiarme del esfuerzo que el profesor y la institución realizan con un valioso aporte a la cultura de nuestra ciudad.


El Club de lectura funciona como un taller, libre, gratuito, para todo aquel que quiera sumarse. Su frecuencia es semanal, los días jueves de 16 a 18 horas, y los encuentros se dan principalmente a través de la plataforma Google Meet, en la virtualidad. Si te interesa, pedinos más info por Facebook (Biblioteca Esos Otros Mundos), por Whatsapp (3434664944) o arrimate los jueves a la tarde a la casa de Barriletes (9 de julio 479).

Durante mayo vamos a estar leyendo Las primas, una novela de Aurora Venturini. Sobre ella, les dejamos este fragmento de la contratapa: Historia de iniciación ambientada en unos equívocos años 40 que despliega el mundo tortuoso de una familia disfuncional de clase media baja: una casa sin hombres y llena de mujeres, todas minusválidas, con alguna deformidad física, mental o imaginaria. Una niña de doce años condenada al olvido, o incluso a un destino más cruel, sale adelante y se convierte en una pintora famosa. Las mitologías del barrio, la familia, la sexualidad femenina y el ascenso social aparecen puestas en escena por la voz inconfundible de la narradora, Yuna, una primera persona que contempla el mundo con una mirada salvaje, a la vez cándida y brutal. A mitad de camino entre la autobiografía delirante y el ejercicio impúdico de la etnografía íntima, Las primas consagró a su autora, Aurora Venturini, como una de las narradoras más interesantes de la literatura argentina contemporánea.

¡Gracias Luisa y a todo el grupo por sumarse y sostener el espacio!


 


lunes, 19 de julio de 2021

Noticias barrileteras

Continúan los encuentros del Club de lectura “Cae la noche litoral” en Barriletes

Los jueves de 18 a 20 hs. se abre la ronda virtual y presencial, en la que compartimos la lectura de un libro en voz alta. El espacio es libre, gratuito y dirigido a jóvenes y adultos. La propuesta es que la lectura se convierta en una actividad compartida y ruidosa. Una forma de desplazarnos por esos otros mundos que proponen las palabras. Si querés sumarte, escribinos al Facebook: Biblioteca Esos otros mundos. O al whatsapp: 343 4664944. Para saber un poco más, les dejamos esta crónica del compañero Roque Bello.

 

 Comencé el taller de lectura que dirige Lautaro Maidana en la biblioteca Esos Otros Mundos, en la sede de la revista Barriletes, porque estaba estudiando periodismo deportivo y necesitaba mejorar la lectura al aire. Antes había leído muy poco; algunos diarios, revistas, cuentos cortos y la novela El Médico de Noah Gordon, de hecho con ese bestseller descubrí el atractivo de la lectura que despertó en mí un deseo de más letras. Pero que postergaba con la excusa de que siempre estaba ocupado trabajando o paseando.

En el ambiente donde compartimos literatura en la vieja casona de calle 9 de julio, acompañados de mates y charlas, se reactivó en mi mente el interés por querer saber más sobre ese mundo escrito y así fue que me enganché. En la actualidad siempre estoy leyendo un libro, sin poner excusas. Si me toca trasladarme en transporte público ocupo el tiempo para leer, si no me puedo dormir también, si estoy esperando, aprovecho para leer. Y eso se lo debo al taller de lectura, a los compañeros que propusieron libros atrapantes al punto tal que te envician: ya no podés imaginar un tiempo de ocio sin alguna lectura.

Otro de los atractivos de la lectura grupal es el intercambio social, que se vuelve más irresistible cuando hay algo sabroso para acompañar el mate. En lo sólido los compañeros Carina, Berenice, Maximiliano siempre se lucían; y en lo líquido Lucrecia fascinaba con la yerba ecológica que aportaba. Después de probar ese yuyo misionero, se me dificultó poder saborear otros mates. Espero con ansias que el jueves de encuentro llegue, para salir saciado, en lo mental, emocional y de la panza.

Conocí a Pablo Ramos, quien autografió los libros que donó a la biblioteca. Nosotros leímos sus libros y pienso que fue uno de los mejores, hasta el momento. Pero si algo aprendí con la lectura, es que el arte no se puede comparar; cada foto, pintura, tema musical o libro aportan sensaciones y sentimientos que solo el receptor puede experimentar. Y que en sus momentos de interpretación puede tratar de comprender. Entonces más bien diría que fueron libros que me regalaron experiencias nuevas. 

¡Espero que vos te sumes a este maravilloso Barrilete Cósmico!

 

 

Publicado en Revista Barriletes, núm. 235, abril de 2021 

miércoles, 15 de julio de 2020

Taller de poesía en la Escuela Hogar

Acercando otros modos de leer a la escuela primaria

Por Lautaro Maidana y Carina Pesoa

(Publicado en Revista Barriletes, n.° 210, Paraná, marzo 2019)


Tapa de la Revista Barriletes

¿Qué lugar tiene la lectura en el imaginario social de nuestra época? La pregunta es desmedida y las respuestas muchísimas, pero lo cierto es que si no le prestamos un poco de atención, podemos caer en algunos malentendidos. La lectura nos abre las puertas del conocimiento, nos conecta con voces de tiempos de antaño y lugares de lejos. La lectura nos da mucho poder, por eso se la prohíbe y se desconfía mucho de quienes se entregan a ella. Es un goce improductivo que pervive en este sistema de producción extractivista feroz. Pero por sobre todo, la lectura nos hace más humanos. Es decir, es necesaria para forjarnos una identidad y para reconstruirla incesantemente durante tiempos adversos.

Aunque la lectura ocupa un lugar importante en las diferentes esferas de la actividad humana, no estamos muy seguros de los valores que ella realmente nos representa. Graciela Montes, una gran escritora, plantea en plena fiebre de la década de los 90 la idea de que 
“la lectura ha perdido su viejo significado social y no termina de construir uno nuevo, el que correspondería al mundo contemporáneo. Luego de esta sentencia contundente, lanza una pregunta: ¿Qué clase de escenas lectoras se corporizan en nuestra imaginación cuando hablamos de lectura y qué sentimientos nos despiertan esas escenas?(1). A casi 20 años de ese diagnóstico de Graciela Montes, tomamos su pregunta para pensar nuestras prácticas de taller, de biblioteca comunitaria, de organización social que articula su saber y su energía con una escuela pública y los libros, lecturas y sujetos que allí circulan.

Tal vez para muchos la primera imagen en donde la lectura se hace carne tiene que ver con la escuela, con ese momento en que un niño (nosotros mismos siendo niños) acompaña con el dedo esa andadura sinuosa en papel para poder leer palabras como mamábandera o dictado. Y seguramente tras esa persona que aprende leer esté una maestra. Pero ¿qué pasa cuando quien acompaña esa actividad es un tallerista, alguien que viene de una asociación civil para presentar otros modos leer? En ese momento la evaluación es desplazada por la sensibilidad, la orden por la invitación, la voz cortante por el susurro, el aula se transforma en un taller.

Un taller de poesía en la escuela es esa ocasión en la que nos demoramos una hora en un solo poema, leyéndolo, repasando sus letras, repitiendo sus rimas, haciéndole preguntas o dibujando sobre él. O una mañana completa ordenando pequeños poemas y fragmentos de libros en un bolsillero de acuerdo a la siguiente clasificación: tristes – ruidosos – punzantes – suaves – alegres – dulces – hambrientos – oscuros. Son jornadas en las que cada participante se arma un libro-acordeón para copiar el cuento que más le gustó y llevárselo así a su casa. Un taller de poesía también ese acontecimiento juguetón que nos lleva a leer muchos libros mudos o a comunicarnos mediante susurros. O la posibilidad de aprender de nuevo todo el abecedario.

Estas son algunas de las escenas que vivimos durante el 2018 en el taller de mediación de lectura que hicimos en el 1er grado “A” de la Escuela Primaria de Tiempo Completo N° 1 “Dr. César Blas Pérez Colman” (la Escuela Hogar, a secas). La articulación de Barriletes con esta Escuela viene desde el 2013 y el año pasado se pudo sostener gracias a la apertura del bibliotecario Walter Lederhos, la docente Cristina Perozzi y los directivos de la institución. Esta verdadera red nos sostiene para reafirmar el lugar social de la lectura del que hablaba Graciela Montes, particularmente en la infancia. Un lugar que está en constante conquista, ya que, en nuestro tiempo, si no unimos fuerzas podemos caer en las redes del mercado que nos ofrece su literatura pasajera y liviana de best-sellers, o ser víctimas del achique del Estado que por hache o por be recorta los distintos recursos destinados al ingreso de bienes culturales en las escuelas.

Desde la Biblioteca “Esos otros mundos” proponemos otros acercamientos a la lectura de textos literarios, principalmente de poesía infantil y libros-álbum. En este sentido, intentamos que los talleres se vuelvan ocasiones que inviten a usar el cuerpo de otro modo, y a prestar atención a las sensaciones que la poesía genera en cada uno de nosotros. Asimismo, buscamos otras maneras de vincularnos con los niños y las niñas, de manera tal de respetar su autonomía como sujetos de derecho, pero también como “sensibilidades autónomas”, al decir de María Cristina Ramos(2). En otras palabras, nos interesa acercarnos a los alumnos desde un lugar cuyo objetivo no sea la evaluación ni la disciplina, sino la apertura a momentos creativos, de buenos vínculos, y de respeto a las emociones de cada participante (por ejemplo, cuando estos están alegres, pero también tristes o desmotivados).

Para esta edición de Revista Barriletes elegimos algunos dibujos, escrituras y fotos de este taller. En primer lugar, el taller del bolsillero, cuando nos pusimos a jugar a clasificar poemas y libros como si fuéramos bibliotecarios. A esta actividad la extendimos después a otros grados en el marco del Día Nacional del Libro. De ese momento, rescatamos la mirada de un niño que copió y reinventó un libro muy famoso: La línea de Beatriz Doumerc y Áyax Barnes. Y en segundo lugar, algunos dibujos que surgieron luego de la aventura que nos propone el libro-álbum Abecedario a mano de Isol. Nos gustaría que los lectores de Barriletes puedan imaginarse en qué escenas ocurrieron, quiénes estuvieron ahí para dar lugar a esas invenciones, y qué sentimientos les despiertan esas huellas de lecturas.


  1. Montes, Graciela. (1998). “Espacio social de la lectura”. Publicado en Buscar indicios, construir sentido. Bogotá, Babel Libros, 2017.
  2. Ramos, Ma. Cristina (2012). Aproximación a la narrativa y a la poesía para niños: los pasos descalzos. Buenos Aires, Lugar Editorial.










viernes, 5 de abril de 2019

Club de lectura "Cae la noche litoral" - ciclo 2019


Comienza el ciclo 2019 del Club de lectura "Cae la noche litoral"


Volvemos a abrir este espacio de encuentro donde la protagonista es la lectura. Autores desconocidos e inesperados. Poéticas que nos conmueven y que por ello queremos acercar a la ronda para compartir esas sensaciones. Libros que nos llevan a otros mundos.

Te esperamos cada 15 días en la esquina de Courreges y Perú, desde las 18:30 horas. El espacio es libre y gratuito. No se requiere inscripción.

¿Por qué un club de lectura? Porque la idea es que lo hagamos entre todes y que sea un lugar al que nos guste volver. Encontrarnos un día a leer, escribir, opinar sobre las lecturas e ir armando una cartografía de autores propia. Habitar una biblioteca de ese modo u otros que vayamos inventando. No importa que no se venga del palo de la poesía. O de la literatura en general. La idea es justamente que la literatura nos atrape.

lunes, 29 de octubre de 2018

Presentación



Dis-curro: Festival de poesía en FHUC-UNL




El miércoles 10 de octubre presentamos el último libro barriletero La mediación de lectura en Barriletes. Saberes de una biblioteca comunitaria en el Festival de poesía de les estudiantes de Letras de la FHUC, agrupades en Juguete Rabioso. 

Fue una tarde re linda, en la que nos acompañaron Analía Gerbaudo y Martina Ramirez con amorosas lecturas y comentarios sobre el Cuaderno Barriletero; también hubo feria de editoriales amigas: Corteza Ediciones, Vera Ediciones y Editorial de l’aire; armado de libros cartoneros en vivo, en directo y abierto a quien quiera gracias a las chicas de Vera y terminamos la nochecita con micrófono abierto escuchando lecturas de quienes publicaron en la revista rabiosa (https://revistarabiosafhuc.wordpress.com/) 

La mediación de lectura en Barriletes. Saberes de una biblioteca comunitaria es un libro escrito por les talleristas barrileteres Lautaro Maidana, Hernán Hirchsfeld y Milena Frank, y diseñado por Candela Caudana. Esta publicación se enmarca en una serie de Ediciones Barriletes titulada “cuadernos de trabajo” porque guarda en la forma de un cuaderno escolar, los apuntes del gran ovillo que es la mediación de lectura. Esta práctica teorizada por diverses autores es para la biblioteca comunitaria de Barriletes un modo de trabajo, un modo de vincularse con otras personas. Consiste sencillamente en construir(se) un tiempo para generar encuentros y tender puentes de ida y vuelta hacia lo poético. Para esto no existen recetas fáciles o modelos a seguir, porque el territorio de la poesía es travieso e inquieto. Cada texto nos interpela, nos proporciona distintos modos de establecer dinámicas para entusiasmar a otres en su lectura.

Agradecemos este encuentro para poder compartir aquello que aprendimos y seguimos aprendiendo en los diferentes espacios en los que mediamos literatura, buscando propiciar tiempos para lo poético, que entendemos como algo vital para las personas.

Compartimos aquí los textos leídos por Analía y Martina en la presentación, junto a algunas fotos de la tarde tomadas por Gaspar Bertoni. 








Presentación de La mediación de lectura en Barriletes. Saberes de una biblioteca comunitaria (2017)

Por Martina Ramírez


En un momento híbrido, andrógino de mi vida como estudiante, en el cual tengo que empezar a pensarme en espacios educativos diferentes a la facultad, considero que el cuaderno de Barriletes (me gusta llamarlo así) acerca algunas afirmaciones sostenidas por las experiencias de quienes las sintieron en el cuerpo, que vienen muy bien para alguien con casi nula experiencia en la enseñanza de la literatura. Igual ojo. No acerca recetas sino relatos experienciales potenciados con las voces de Laura Devetach, Michel Petit, Graciela Montes, entre otras; todo lo cual conforma una narración que vuelve a instalar la pregunta de qué tiene que ver la escuela con la literatura, o por qué y para qué la literatura tiene que ser considerada como un derecho de cualquier persona.
¿Cómo puede ser entendida la figura del lector? ¿Cómo podemos entender lo poético y lo artístico? ¿Qué es un mediador de lectura? ¿Qué es la alfabetización poética? ¿Qué es una biblioteca comunitaria? Son algunas de las preguntas con las cuales Lautaro, Milena y Hernán tuvieron que enfrentarse y lidiar en la batalla de los consensos que impone la linealidad de la escritura . Para conocer qué opina el equipo de mediación de lectura de Barriletes las y los invito a leer esta producción por diferentes motivos. En primer lugar, creo que una de sus virtudes es la síntesis conceptual que presenta de un largo camino de trabajo en territorio y de formación teórica colectiva y sometida a discusión constante. Esto de la discusión constante puedo certificarlo porque conozco no sólo a Mile, sino también a Hernán, a Gabi, a Sofi y a Kevin, quienes fueron voces que habitualmente estuvieron presentes en algunas materias y espacios de discusión compartidos. En este punto no podemos negar el lugar que tiene en la vida de varios de nosotros y nosotras la universidad pública, donde te encontrás con gente que la tiene mucho más clara que vos y que está dispuesta a compartir todo lo que sabe porque sí, y porque no conoce otra manera de relacionarse. (Al mismo tiempo me permito una digresión: qué importante encontrar personas que se animaron a laburar en otros espacios con lógicas distintas a las de las prácticas universitarias). En segundo lugar, en términos editoriales es un libro muy bien logrado en cuanto a su diseño exterior e interior. Es un libro muy simpático y amigable para ser acercado a quien tenga algún interés por lo poético.
Ahora bien, algunos meses atrás cuando leí por primera vez el libro me surgieron algunas preguntas que me siguen resultando al menos molestas y que me gustaría compartir, y ver qué piensan ustedes al respecto:
¿Qué supone la creación de un material didáctico, comprometido, innovador, sólidamente argumentado sobre la mediación o la enseñanza de literatura? (Habría que discutir acá si mediación y enseñanza pueden ser homologables) ¿Conocimiento, experiencia, compromiso? ¿Por qué en nuestra formación como estudiantes, en algunos casos, nos acordamos un poco tarde que en gran parte, el tiempo destinado a la lectura, es un tiempo que finalmente en algún momento vamos a capitalizar en el trato con un otro? ¿Por qué tiene el lugar que tiene la mediación de lectura en la formación del estudiante de letras? ¿Cuales son los otros para los que nos formamos? ¿En qué coordenadas consideramos que vamos a intentar enseñar algo?
El 30 de mayo de este año, como muches recordarán, la gobernadora de la Provincia de Buenos Aires manifestó que la “gente pobre” (gran significante flotante) no va a la universidad. Declaración que por lo menos, arrojó evidencia respecto de sus concepciones sobre la educación, quienes son las personas que habitan cotidianamente los espacios de las universidades en nuestro país, y sobre quiénes son las personas que habitan el suelo argentino. La declaración de Vidal, meses atrás, me resultó potente para pensar sobre la politicidad de nuestro curriculum y de nuestra futura profesión. Aunque soy repetitiva, reitero: ¿En qué sujeto pensamos como nuestros futuros estudiantes cuando transitamos la carrera de letras? ¿Pensamos en que nuestro aprendizaje (SÍ, AUNQUE DE MIEDO: NUESTRO APRENDIZAJE, ES DECIR, NUESTRA RESPONSABILIDAD) va a estar en función de potenciar, permitir, u obstaculizar el tránsito de los sujetos en la escuela, el instituto o la universidad? ¿Somos conscientes de que vamos a enseñar a personas que luego pueden llegar a ser diputades, almaceneres, enfermeres, policías, en fin, ciudadanes cuyas opiniones generan realidad en el discurso? ¿Para qué estudiamos? O bien, ¿Para quiénes estudiamos? Si bien estas preguntas están super trilladas, a mi me siguen angustiando un poco, pero por suerte, el derrumbe motoriza el deseo como dijo Ana en una clase de didáctica específica.
Quisiera terminar con una cita del libro que nos congrega, porque me parece que sostener lo poético como un derecho, como un espacio que debe ser garantizado porque habilita la construcción de un vínculo sincero, gratuito y emancipador con el otro, puede ser un horizonte para pensar en el para qué de nuestra formación

“Concretar espacios comunitarios y significativos de lecturas es para nosotros como organización social, una práctica de militancia cultural. Sabemos que apostar por lo poético, desde un trabajo sostenido y vincular, no soluciona las marginaciones, las vulnerabilidades y carencias (…). Pero si empezamos a entender lo poético como un equipaje vital y necesario, si entendemos que el afecto y la ´cultura tiene la habilidad de dinamizar procesos, sean estos de cambio, de consolidación de identidades locales, de arraigo, de respeto a la diversidad de una comunidad ´(Negri y Correa, 2014: 125), quizás encontremos un hilito para construir el sueño de una sociedad un poco más igualitaria, conociendo los riesgos y las transformaciones que conlleva soplar un bicho de luz.” (pág. 40)









“Sin estridencias” (o algo más sobre el orden “nano”)

Por Analía Gerbaudo


Me gusta la expresión “sin estridencias”: la usaba Dina San Emeterio en sus descripciones de estilos de uso del lenguaje, no sólo en la literatura (Dina que, aclaro para quienes no leyeron el libro, aparece mencionada por su aporte categorial más importante: su comparación de la teoría literaria como una lupa que ayuda a ampliar la visión de los objetos que caigan bajo su lente).
En este libro cuya puesta en circulación hoy celebramos se usa la expresión en la contratapa: el trabajo que Lautaro Maidana, Hernán Hirschfeld y Milena Frank emprenden es nada menos que el de “escribir teoría desde Barriletes”. Una escritura que quieren difundir “sin estridencias”.
Quisiera desplazarme del “me gusta” que me trae el eco de los posteos del mundo Facebook que no transito, a la fundamentación razonada de la importancia de este libro que, a partir de este año va a integrar la bibliografía obligatoria de Didácticas de la lengua y de la literatura en esta facultad. Para ello, y para no repetir los contenidos a cuya lectura envío, simplemente quiero sintetizar las razones para dicha inclusión. A la pregunta de por qué incluir este texto entre las lecturas de la materia, respondería:
Porque en el mejor estilo bourdesiano, a cuyas lecturas de todos modos envío, construye teoría a partir de una práctica de intervención comunitaria;
Porque describen esa práctica brindando instrumentos para, por analogía y/o contraste, imaginar otras propias;
Porque actualizan el sentido de un taller como una forma posible de un “aula de literatura”, formal o no formal;
Porque el mejor ejemplo de lo que pueden los estudiantes es mostrar lo que hacen los estudiantes.
Pienso en este libro, pienso en la revista de Barriletes, pienso en una publicación imaginada por alguien que conocí siendo estudiante, ahora profesor de esta facultad: estoy hablando de Juan Pascual y su lugar clave en el armado del periódico Pausa. Sin exageraciones podría decir que estos son, básicamente, los medios a partir de los que me informo. Las razones son otras y daría lugar a otra presentación expandirlas, aunque no quería dejar pasar la oportunidad para generar estos envíos cruzados a diferentes producciones generadas por gente joven que apuesta, desde un cuidado uso de la palabra, desde un uso responsable y ético del lenguaje, desde una obsesiva atención política al modo de nombrar, por prácticas casi invisibles, minúsculas. Prácticas de ese orden que junto a Avital Ronell llamo, desde hace algún tiempo, “nano-intervenciones”. Se trata de acciones de “escala” minúscula del orden de la “pequeña tarea más que de lo espectacular” (2011: 289). Prácticas que intervienen en el espacio regulado pero no carente de “grietas” (cf. Rinesi 23) de nuestras instituciones y organizaciones.

                                   














viernes, 26 de octubre de 2018

Cartas a la mosca - Laura Fochetti


Club de lectura "Cae la noche litoral"


6to encuentro: leímos Cartas a la mosca de Laura Forchetti


Llegó la primavera a nuestro sur y la recibimos con este poemario de Laura Forchetti (Coronel Dorrego, 1964). Nos preguntamos, entre otras cosas, por qué son cartas, quién dice yo en ellas y a quién se dirige (¿una mosca?, ¿una niña?, ¿una mujer?, ¿una abeja?). Observamos cómo pasa el tiempo en estas cartas/poemas y qué ritmos tienen los objetos y seres que habitan en ellos. Miramos también algunas imágenes de herbarios y enciclopedias de otras épocas y escribimos luego un glosario sobre algunas cosas que aparecen en esta estación. Para ello tomamos algunas palabras o versos de Forchetti.


Glosario de primavera



Enebro en la salsa roja de la abuela y el delantal para ir al jardín.

Herbario: comunión de verdes que se transparentan.



Verdeazul
Se despliegan
matices de hojas
en el azul
del río

Azahar
Envuelve
despiertos
recuerdos.
Te aspiro
huelo
mientras
suspiro

Faro
Luz que se eleva
entre las aguas
guía de barcos.
Vigía cauteloso
de la noche.

Profano
Sentimiento
vivo trae
la imagen
profano se
confunde
mezcla
en mi
memoria.



Calidez: Sensación de bienestar, brota desde el centro y desborda al exterior, se contagia, se expande.

Cielorraso: Intento fallido del humano de ponerle un límite al cielo, de atraparlo, de materializarlo.

Flores: Obsequios coloridos de la naturaleza, recordatorio de que a pesar de todo nos quiere, de que a pesar de todo nos perdona.

Primavera: La estación del amor. Y quien piense lo contrario, no está abierto a discusión.

Septiembre: Noveno mes del año. En algún momento fue septimo, no se. Mes de renacimiento en el sur, comienzo del otoño en el norte.



Erizos: pequeño y tierno animal

Capullo: delicado, suave, flor a punto de nacer.

Pétalos: en su conjunto dan sentido a la belleza de las flores.



La voz susurrante en el viento suena cual canción en las hojas de los árboles a la hora de llamarte con palabras enebradas transmite un sentimiento que acaricia el alma.



Te amaré
lo que tarda
una dosis de alacrán
en destruirte.

Y si llueve
hablaré de las libélulas
me llevarán
sobre su lomo
hacia donde
las hojas enhebran
el rocío



jueves, 20 de septiembre de 2018

Cae la noche litoral: escribimos haikus apaisadamente profundos

Pequeñas azucenas en el patio de marzo. Beatriz Vallejos



El jueves 13 de septiembre tuvimos el quinto encuentro del club de lectura. Un espacio que imaginamos con el objetivo de convocar a nuevxs lectorxs a la casa de Barriletes. En el medio de las cada vez más insoportables medidas de ajuste y represión seguimos apostando a la construcción de ocasiones y lugares donde ser y estar en poesía. Solo por nombrar dos ejemplos: el miércoles 12 de septiembre la noticia sobre la docente secuestrada y torturada por un puñado de hombres en la localidad de Moreno –donde semanas atrás otros dos docentes fueron muertos por la desidia del Estado– nos quería aterrorizar. Y el jueves 30 de septiembre suspendimos el encuentro programado para acompañar la Marcha Federal en Defensa de la Educación Pública. Es decir, no vamos a dejar que nos dobleguen.

La biblioteca comunitaria es la porción de la actividad cultural que elegimos defender y por ello propusimos el don de la poesía para irnos un rato y volver rearmadxs. Pequeñas azucenas en el patio de marzo, poemario escrito en 1985 por Beatriz Vallejos, fue el convite que arrimamos a la mesa.

Nos gusta el lirismo de Beatriz. Su consagración a los anillos de aguas, su trabajo con la materialidad de la escritura, la búsqueda de organizar tradiciones orientales y litoraleñas para nuestra zona, la mirada sobre lo desapercibido por cotidiano. Su poesía habla del estado poético que Laura Devetach propone para una vida plena.

Pequeñas azucenas es el diario de un mes. Un ciclo de luna. La edición de El collar de arena nos presenta el libro como si este fuera todo un mismo poema. Un único tejido que en su acompasada trama nos atrapa con sus fulgores. La tarde, apaisado profundo. El pintor, resplandeciente de blancos. El cartero, llegando entre cartas y zorzales. El jazmín, infinito en la noche.

Después de leer, conversamos sobre las partes que más nos habían iluminado. Carina se acordaba de haberlo leído el año pasado y de la métafora de “el collar de arena”: cada libro es una cuenta o grano de un solo collar.


Miramos fotos de flores, nos preguntamos cuáles son las azucenas y buscamos adentro de nosotros si sabíamos los nombres de las diferentes especies que había en la mesa: cala, hortensia, conejito, lirio. Después conversamos sobre haikus, un género lírico de Japón bastante extendido y cultivado en el resto del mundo. Leímos algunos escritos entre los siglos XVIII y XX y escuchamos los ecos de esta escritura en los poemas de Beatriz. Así nos pusimos luego a ensayar nuestros propios haikus o poemas que capturaran el fulgor de algún instante. Esto es lo que salió de ese ejercicio mientras caía la noche.


Azahares
Aparecen perfumando el patio,
azahares anhelados de Septiembre

Ojos
Como luces parpadeantes
brillan y dicen tanto
en un trillar de
palabras

La palabra
Frágil que se me escapa
como espada de dos filos
que atraviesa el alma

                                                           Carina Pesoa


A la mañana
sale al patio caliente
el perro a hacer pis

Oscurece
Subiendo la barranca,
la comadreja

                                                           Lautaro Maidana


Lluvia floreada
salpicando amores.
Llevo paraguas

Noche de jueves
agónico inverno
la biblioteca

                                                           Carolina Pintos


Cálida noche
de verano te encuentro
entre el silencio

Destellante
tarde de sol en Abril
te vas perdiendo

                                                           Marina García


Con estas palabras nos fuimos retirando, acomodando el salón para las actividades del día siguiente, dejando que los ecos de la poesía de Vallejos nos llevaran lejos.