sábado, 4 de abril de 2015

Coser con agua. Un recetario de lecturas. Por Liliana Campazzo.

Cuando una anda , así como sí nada, a veces le pasa que se sienta y lee.

Es entonces cuando  una que anda, así como si nada , se da cuenta que anda desnuda.

Aparecen allí las otras , las que tejen, y comienza rápido la ceremonia del vestido.

Una comienza con una palabra pequeña y suave como vida
y avanza con otras como ríos , mundos, hombre, taza, o corazón, y resulta que un rato está vestida.

Las voces de algunas poetas tienen la cualidad de vestirme, de ponerme ropas de mujer y andar por ahí con los dedos manchados de tinta.

Voy a hablar de las poetas que se sientan a la mesa de leer y de escribir y que deambulan por mi habla.

Dice Diana Bellesi " hay un silencio que precede al mundo" ese silencio cae como roca contra el azul del cielo o del mar y entonces brota en la que lee la poesía, ya que eso pasa cuando se lee poesía de mujeres inmediatamente una habla, otra escribe, abren la mano , el pecho, la boca , a la palabra.

Igual que unas madres  nos repiten , en voces pequeñas , el poema está allí, explorarlo es tu desafío, así nos vamos reconociendo en sus palabras.

Bellesi procura un habla plural dinámica que nos lleva de viaje recorriendo lugares , islas, cuerpos , arma diarios de ausencia donde lo más ansiado es la belleza, la ley de la belleza, el derecho a la belleza.




" No es la leche
echada a perder: cuajar
 es pasar a otro estado
de belleza. Sólida
y un poco agria sin embargo.
Instalada con paciencia
es alimento también
de un nuevo sueño nacido
en la vigilia de lo real.

Esto es un fragmento de Angelus , un poema dedicado a José Luis Mangieri que tanto hizo por la poesía .

Ese pedacito de poema es una puerta abierta a la lectura de Diana, esa poeta que dice :" si no toco y miro y huelo no puedo decir nada" .

Diana Bellesi busca y encuentra al costado de un camino y también dentro de los libros escritos por otras , arma rutas para que sigamos sus pasos.

Las poetas arman lazos entre ellas, tejen matras, ponchos, se pasan recetas , acomodan un mundo en femenino , a propia hechura, donde tiran abajo, con suma suavidad, algunos canones obtusos.

Así aparece sentada en un auto Irene Gruss "al volante mirando fijamente la mano contraria, cantando canciones de preguerra" dominando su ira contra los años del silencio , buscando la forma de vivir intensamente.

Y la que lee entiende que le llega la hora de partir al cuaderno escolar y hacer un alto para ponerse a contar su propio viaje.

Eso sucede invariablemente con los poemas escritos por las otras, nos llevan siempre a una misma conversación nunca suspendida.

Dice Alicia Genovese en su libro La Doble Voz, "que desde los 80 se evidencia en la Argentina una búsqueda , por parte de las escritoras, de modelos femeninos para su práctica de escritura; una práctica que implica tomar la palabra, instalar la voz en el discurso, apropiar lo otro".... y es entonces cuando yo, la una, que lee a las otras, pienso que lo otro es traer a la mesa las cosas más sutiles que hacen a la vida, un par de tazas de té servidas, unos platos sucios, un balde donde enjabonar la infancia y sentarla al lado planchadita, donde lo que se nombra , se nombra en una voz sexual y propia , como la voz de las dueñas de la palabra no concedida sino ganada.



Leo a Juana Bignozzi dice:

" Las mujeres de mi generación
las que tuvimos la suerte de no convertirnos
en atemporales secas acumuladoras de inútiles/
                                                         conocimientos
somos cursis
toda conversación empieza evocando la vida
por eso las que hemos resistido
somos suaves dorian gray
trampeando sin amigos
supuestas conocedoras de conductas
en realidad sufrimos los arquetipos
nosotras también finalmente tipos clásicos
sólo aspiramos a no entender
los adjetivos que puedan dedicarnos

los límites se miden dese el comienzo
el final se valora desde el vamos"

Esas palabras me dan como un empuje para escribir sobre como leer a las poetas de mi tiempo, en esa clave cotidiana de la receta de cocina, ese manual de instrucciones para poner en la lengua el sabor de un sexo escrito, de esa forma simple del acto de habla cotidiano , con la imprecisa profundidad de iceberg.

Cada poeta en su propio mar, pero de Mármara , navegado por otros mares barcos, pero siempre mar, la mar.

La lista sigue y entre los estantes de mi biblioteca de escribir está sentada Olga Orozco  que me pone alerta en su texto "Al pie de la letra" dice en unos versos :" De un margen de la noche a otro confín , del permiso a la culpa, /dibujo con mi propia trayectoria la escritura fatal , el ciego testimonio."



Sé que este dibujo ,esta palabra , este verso no cederá al olvido, ha marcado con un tatuaje intenso un porque en la escritura, escribe y me dicta que no hay impunidad para estas mujeres que se decidieron a escribir.

Se leerá entonces, me digo en este orden , mujeres que escriben , mujeres que escriben sobre la lengua de la infancia, mujeres que escriben sobre los trapitos por lavar, mujeres que escriben por el derecho al goce de gozar, mujeres que escriben mirando por el espejo retrovisor a las que quedan atrás, mujeres que escriben por el placer de leer y así la lista sigue, leer palabras en letras escritas con tinta azul pálida.

La mesa está revuelta, acá cerca de la mano hay un pila de libros, todos escritos por mujeres, todos los libros tienen cuerpos, y no podrá nunca separase el cuerpo de la palabra, incorporar el cuerpo en la palabra trenzarlos sin que uno tenga dominio sobre el otro, ser voz con cuerpo, esa es la característica de la poesía escrita por mujeres del siglo XX , y una, la que lee, se sabe estar siendo en esa poesía.

Ahora voy por un café a mi cocina, es de noche, tarde, mañana tengo escuela, tercer año a primera hora, unos chicos despiertos y feroces me esperan , pero sigo , no puedo dejar la mesa sola, ahí están las dueñas de mi noche, la Alfonsina inquieta de ciudades futuristas,  Silvina con los pies sobre los brazos de un sillón traduciendo un mundo blanco y mirando a esos dos que juegan a un misterio, Delmira la niña enamorada, Marosa peleando entre las flores, Macky Corvalán ,mi amiga, hablando de los pechos de su amada, todas hacen un silencio repentino, saco unos papeles borradores y aparece Alejandra, mi taza de café se enfría.



Alejandra, Alejandra
debajo estoy yo
Alejandra

La voz en el cuerpo , un cuerpo hecho de voz y de silencio, el acto de nombrar , el acto primero de Eva en el paraíso, el acto de nombrar a esta que lee , a una y a otra que están en el viaje de la escritura.

No puedo separar a la que lee de la que escribe, soy todas ellas y no soy ninguna, por eso cuando caigo así a la noche, mis manos se cruzan con su nombre siempre, Alejandra, aleja , al menos por un rato la imposibilidad de no tener palabra para nombrar el día.

"No puedo hablar con mi voz sino con mis voces." dice Alejandra en Piedra Fundamental , yo me apropio de ese verso y lo leo pensando en las que nombro, no puedo hablar con mi voz pequeña y ronca, son las voces de las otras, las hermanas mayores o las madres las que hablan, no puedo decir más que lo dicho,  es tanto lo que falta, no puedo contar las tardes , ni las noches en que mi nuca comienza a llover dolores tibios , los libros pesan, y nos cambian , sólo puedo decir lo sucedido, lo que  tanta palabra iluminada ha marcado a esta una que andaba sin ropas por la vida y sus hermanas mayores han vestido.

Ahora bajo mi vestido arde un mundo rojo sangre tinta azul , doméstico y salvaje que ilumina mis huesos , una es otra por que lee:

"Había que escribir sin para qué, sin para quién.
El cuerpo se acuerda de un amor como encender la lámpara.
Si silencio es tentación y promesa" Pizarnik dixit

Coser con agua, puntadas cortas, armar el ruedo, romper los moldes, coser con agua.

  
Red Federal de Poesía
Encuentro Federal de la Palabra
2015

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Liliana Campazzo (Buenos Aires, 1959). Es una poeta, radicada desde hace tiempo en Viedma (Río Negro). Impulsora cultural, docente y poeta. 


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